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¿Qué es la felicidad y cómo podemos obtenerla? El bioquímico convertido en monje budista Matthieu Ricard sostiene que podemos entrenar nuestras mentes en hábitos de bienestar que generan una verdadera sensación de serenidad y realización.

En plena era del estrés la felicidad se ha convertido en un producto de consumo. Un estado casi obligatorio o bien inalcanzable pero siempre, necesario. Matthieu Ricard tiene mucho que decirnos al respecto, después de todo ha sido llamado por los científicos "el hombre más feliz del mundo". Este es un resumen de su historia

De la ciencia al monasterio

Matthieu Ricard es un monje budista, autor, traductor y fotógrafo. Nació en Francia en 1946. Es hijo del filósofo francés Jean-François Revel y de la artista Yahne Le Toumelin. En 1967 realizó su primera visita a la India, en donde se reunió con grandes maestros espirituales del Tibet. Al terminar su doctorado en genética celular en 1972, se trasladó a la región del Himalaya donde ha estado viviendo durante los últimos 40 años.

Su maestro, Dilgo Khyentse Rinpoche, fue un destacado monje con el que permaneció como discípulo y asistente durante 13 años, hasta la muerte del este en 1991. En la actualidad, acompaña a Dalai Lama como intérprete en países de habla francesa.

Lo que llevó a Ricard a confluir en estas dos áreas tan distintas ciencia y budismo, es el hecho de que, según cuenta, encontró "perfecta" la vida de los maestros budistas y decidió dedicarse a cultivar la sabiduría, meditar y transformarse para poder ayudar a otros.

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Del monasterio a la ciencia

En 2004, ya con una larga carrera como monje budista, Matthieu Ricard participó en un estudio en el que está involocrado el neurocientífico Richard Davidson de la Universidad de Wisconsin. Dicho estudio buscaba medir los efectos de la meditación en el cerebro.

Davidson colocó más de 200 sensores en el cráneo del monje como parte de un experimento con varios meditadores avanzados. Los resultados mostraron que cuando Ricard meditaba cultivando compasión, su cerebro producía niveles inauditos de ondas gama. Dichas ondas están relacionadas con la memoria, atención, aprendizaje y conciencia y los niveles que el monje presentó no habían sido reportados con anterioridad dentro de la literatura neurocientífica.

Además, los resultados también mostraron una intensa actividad en la corteza prefrontal del cerebro, zona ligada a las emociones positivas. Según los investigadores, esto podría estar relacionado con una mayor capacidad para ser feliz fruto de su reducción de la tendencia a la negatividad. Matthieu Ricard alcanzó -0.45, unos resultados más que inusuales, que, curiosamente, constituyen la quinta referencia científica más consultada en la historia. El hecho de que la literatura neurocientífica no hubiera registrado hasta entonces los niveles que alcanzó Matthieu Ricard, contribuyó a catalogarle como "el hombre más feliz del mundo".

Meditación y Compasión, claves de la Felicidad

"La meditación te ayuda a conseguir tus recursos internos para lidiar con los altos y bajos de la vida. Con ella uno es menos vulnerable, menos inseguro. Entonces uno sabe que, sin importar lo que ocurra, uno va a estar bien. Incluso ante pequeñas tormentas o dificultades", afirma Ricard.

De hecho, la meditación por sí sola, ha demostrado cambiar la vida de las personas, al disminuir los niveles de estrés, propiciar la atención en el ahora y las emociones positivas. Pero Ricard suma a esos beneficios el hecho de dedicarse por completo a labores humanitarias, tanto con su fundación, como con las charlas que da a lo largo del planeta y con los libros que publica. De hecho, la compasión es uno de los principales ingredientes para la felicidad de Ricard.
Pese a que en algunos momentos del año decide alejarse a meditar en las montañas, el monje asegura que una de las claves para el bienestar se encuentra en el vínculo con los demás. "Si uno se siente menos vulnerable está más abierto a los demás. Entonces la relación con los demás mejora y eso es algo enorme para tener menos stress, menos enojo, menos resentimiento. Tener una relación con los demás naturalmente buena es un gran activo en esta vida", sostiene.

Todas las ganancias de Matthieu Ricard provenientes de libros, fotografías y eventos son donadas a Karuna-Shechen (www.karuna-shechen.org), la asociación humanitaria que él ha creado. Con base en el ideal de "compasión en acción", Karuna-Shechen desarrolla proyectos educativos, médicos y sociales para las poblaciones más necesitadas de la región del Himalaya.

A día de hoy, Ricard ha desarrollado en el Tíbet más de 110 proyectos humanitarios. Entre todos ellos, destaca la creación de clínicas de salud, escuelas y numerosos puentes e infraestructuras. Una de las escuelas se construyó para atender y formar a más de 800 niños huérfanos que llegaban a Nepal cruzando la frontera del Himalaya. Esta escuela también ha acogido a cientos de personas mayores.

Matthieu Ricard es codirector del monasterio budista de Shechen, en Nepal. Desde este lugar, desarrolla los proyectos de Khyentse Rinpoche. Ricard es, además, autor de un gran número de libros que contribuyen a aunar y comprender las diferentes culturas, en concreto, la occidental con la oriental. Todos los beneficios que recauda de sus publicaciones están destinados a financiar sus causas humanitarias.

Ricard ha creado fundaciones de difusión internacional, consiguiendo importantes afiliados en el resto del mundo que colaboran en sus proyectos en Bután, Nepal e India. Como reconocimiento a su labor de la preservación de las culturas del Himalaya, le fue concedida la Orden Nacional Francesa por el presidente francés Françoise Mitterrand en 1989.

feli1s Todos podemos ser felices

Richard asegura que lejos de ser un producto de consumo, la felicidad es un estado en el que podemos vivir la mayor parte del tiempo. Para ello debemos dejar de lado la idea de que la felicidad es una sucesión de eventos estimulantes o que proviene de tener más o acumular productos y experiencias.

A su juicio y tal como defienden numerosos autores del denominado "crecimeinto personal", la felicidad verdadera se encuentra en la bondad, en el dar y en la gratitud, acciones que han demostrado que nos sólo nos hace más felices sino también más sanos y armónicos con los que nos rodean.

Sumado a ello, meditar nos abre un camino a nuevas formas de ver y vivir la vida. Y la buena noticia es que el común de los mortales no necesitamos convertirnos en monjes budistas para lograrlo, sino que podemos adaptarnos a una práctica diaria de 15 a 20 minutos para comenzar a vivir los efectos positivos de la meditación.

Matthieu Ricard nos da algunas claves que a él le sirven para ser feliz :)


“A veces uno puede sentirse cansado, tengo 72 años – dice Ricard entre risas – pero si me siento cansado, descanso un poco” vuelve a bromear y agrega luego “Yo puedo disfrutar de cierto tipo de libertad porque tengo la posibilidad de decidir la dirección de mi propia vida, lo que creo que es una muy buena cosa”.

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1. Afectar positivamente a los demás

Si bien Ricard ahora pasa la mayor parte de su tiempo en aislamiento, nació en una cuna rodeado de celebridades de la alta sociedad. Sus padres celebraban fiestas con personalidades como el compositor Igor Stravinsky o el fotógrafo Henri Cartier-Bresson.

Incluso a una edad temprana él ya podía decir que todos los indicadores del éxito externo -influencia, respeto, riqueza- no siempre iban acompañados de felicidad. Cuando dedicó su vida al budismo aún era joven. Ricard se dio cuenta de que la felicidad es una habilidad, una forma perfeccionada de ver el mundo, que no acompaña automáticamente a las trampas del éxito externo.

Ricard dice que prefiere el tipo de éxito que él llama “florecimiento personal”, que es “cumplir con mi aspiración más profunda”

Y por “aspiración más profunda”, él quiere decir algo mucho más existencial que aspirar a un gran sueldo o un hogar lujoso. Se refiere a un éxito definido por la autorrealización con el propósito de afectar positivamente a los demás. “Transformarte a ti mismo para servir a los demás”, explica.

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2.- Confiar en la intuición

Cuando era joven, Ricard estudió genética molecular con un premio Nobel en el prestigioso Instituto Pasteur. Tomó descansos de sus estudios para perseguir su creciente interés en el budismo y viajó a Darjeeling para aprender de maestros espirituales.

Ricard finalmente recibió su doctorado, pero cuando llegó el momento de decidir qué hacer con su vida, la decisión fue fácil.

“No fue en absoluto difícil”, dijo Ricard, sobre su decisión de comenzar un camino espiritual más profundo. “Nunca tuve agitación”.

Matthieu compara ese momento con el de la fruta que ha madurado en un árbol: “En algún momento no tienes que tirar y romper la rama para obtener la fruta. Solo debes tocarla y caerá en tus manos”.

Se había dedicado a pensar mucho tiempo durante sus viajes de ida y vuelta entre India y Francia para decidir qué le parecía correcto y cuando llegó el momento, no hizo una lista de los pros y los contras de cada opción: siguió su corazón. y actuó sin vacilación. Ricard sostiene que desde entonces, ha tomado todas las decisiones importantes en su vida de la misma manera.


3.- Es necesario aceptar lo que no puedes cambiar

A Ricard nunca le hizo gracia el sobrenombre de "hombre más feliz del mundo" y objetó muchas veces al respecto. Sin embargo, nada impidió que esa afirmación le persiguiera por todas partes, cada vez que presentaba un libro o daba una charla.

Hasta que uno de sus maestros le dijo: “Solo vete. Haz uso de ese sobrenombre para un buen propósito, para el proyecto humano”. Es decir, si todos insistían en llamarle “el hombre más feliz”, Richard aprovecharía esa oportunidad para contribuir a la felicidad de la gente. Y finalmente, decidió seguir el ejemplo del Dalai Lama y utilizar su reconocimiento como una forma de difundir lecciones sobre la felicidad y la realización.

Leer a Ricard

La obra de Matthieu Ricard ha sido traducida a unos 21 idiomas y vendida en diversos países. Todos sus libros suponen un aporte muy valioso para la comprensión de la naturaleza humana y del mundo. Destacan títulos como: En defensa de la felicidad, En defensa de los animales o El infinito en la palma de la mano. En este último, refleja una conversación mantenida con el astrofísico Trinh Xuan Thuan y se establece el diálogo entre culturas.

Acercarnos a Mattieu Ricard supone un acercamiento a la espiritualidad, un intento de conciliar Occidente y el budismo. Al mismo tiempo, la lectura de sus obras resulta totalmente inspiradora y reflexiva. Tal vez, la felicidad no está tan lejos como parece, pero requiere cierto esfuerzo y dedicación.

Más obras de Ricard, AQUÍ, o haciendo clic en las imágenes

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 (Fuentes: Hypertextual, Buena Vibra, Infobae y La Mente es Maravillosa)